La kabbalah nos enseña que nuestra alma encarna en este plano físico con un propósito, y para ello, pasamos por innumerables situaciones para que podamos corregir, crecer, evolucionar.
Estas situaciones están dadas por la elección de nuestros padres, que hacen referencia a un árbol genealógico, la elección de nuestro nombre y el momento preciso en el que nacemos, considerando la fecha, hora y lugar.
Nacemos en el momento preciso, que nos brindará la mejor oportunidad para ser la mejor versión de nosotros mismos.
La carta natal es un mapa, una hoja de ruta, que nos habla de los dones y desafíos que tendremos en esta vida. Es una fotografía de los astros en el momento del nacimiento. Nos habla del viaje de nuestra alma y del proceso evolutivo que tenemos que realizar en este plano.
La astrología kabalística es una herramienta de autoconocimiento, de transformación, y que nos ayuda a vivir de una manera más consciente, en la medida que nos elevamos por sobre las energías astrales, y tomamos el control de nuestra vida, decidiendo conscientemente.
Las posiciones de los planetas en nuestro nacimiento no determinan nuestra vida entera, pero sí influyen. Mientras más integre el conocimiento que me aporta la carta natal, puedo evitar reaccionar a esa influencia y realizar acciones proactivas.